Durante todo este año de pandemia nos ha tocado adaptarnos a marchas forzadas a muchas cosas, a no salir, a relacionarnos de otra manera, a no tocarnos  ni abrazarnos, bueno a esto no nos hemos adaptado, esto lo hemos sufrido mientras nos lo han prohibido y lo hemos recuperado en cuanto nos han dejado a Dios gracias!, a cuidar la higiene de las manos como no lo habíamos hecho antes y a la tecnología,

Herramientas de comunicación que hasta entonces ni conocíamos, al menos la mayoría, han sido el pan nuestro de cada día y gracias a ellas hemos podido vernos y hablar con familiares, amigos y con personas con las que teníamos o queríamos tener relaciones profesionales. 

Y te quiero dejar hoy una reflexión acerca de esto. 

Ha sido tan intenso este año a nivel profesional y además tan tecnológico, que a veces me sentía más cerca de las personas con las que me relacionaba a nivel profesional, que con familiares o los amigos de toda la vida.

Nos veíamos varias veces a la semana y te reconozco que yo sentía, que algunas pasaban la barrera del trabajo y entraban en la categoría de amigas, virtuales eso sí, pero amigas.

En la última etapa del pasado año hice una formación en la que conocí a un grupo maravilloso de mujeres y muchas de ellas, como te contaba antes, han pasado de conocidas a amigas, de hecho incluso algunas a “socias o colaboradoras” además. 

Muchas veces hemos fantaseado con el momento de reunirnos presencialmente todas, esto aún no ha sido posible, pero sí hemos podido conocernos algunas de nosotras por separado, bien por cercanía y/o porque la vida ha sido caprichosa y nos ha regalado la oportunidad.

No sabéis que momento era ese. Yo he tenido la oportunidad de conocer y abrazar a tres de ellas y los momentos antes de vernos estaba tan nerviosa, como si asistiera a una cita a ciegas. 

Mi reflexión era que a pesar de vernos cientos de veces, en realidad no las conocía de verdad, solo conocía la cara que me habían querido mostrar y esa podía estar muy distorsionada, me daba miedo esa sensación que tenemos a veces cuando conoces a alguien por primera vez,  la “química” que iba a tener con ellas al verlas.

¿Y si una vez las tenía delante, me resultaban desconocidas?

¿Y si el feeling no era bueno?

Peor que una cita a ciegas, de verdad. Sin embargo ¿sabes una cosa?. Nada de eso pasó.

Cuando las vi a todas por primera vez solo me nació abrazarlas, como grandes amigas, amigas con las que había compartido muchas cosas, momentos buenos y malos, amigas de verdad.

Después de vivir esa sensación con tres de  ellas, puedo decirte que la tecnología te puede acercar, DE VERDAD a las personas, independientemente del lugar del planeta  en el que estéis cada un@, lo único que tiene que haber para eso es sinceridad y cariño y buena fe y lo demás surge solo.

Quizás necesitas ayuda y sientes que por internet no puedes ser ayudad@, pero no es cierto, desde este lado de este artículo encontrarás sinceridad, cariño y buena fe si decides que comencemos a conocernos. ¿Hablamos? 

Te mando un abrazo.